Sunday 3 February 2008

Conejo Galés y la Coneja Madre

Las Artes Rallatrices evitan el contacto con la política porque es extremadamente absorbente, como un agujero negro que absorbe valiosísima energida que podría utilizarse para tortuliar o rallar. Sin embargo, ocasionalmente la notoriedad de alguna sugerencia o declaración de un político hace interesante tomarla como punto de partida para generar algo más productivo, más rallante.

Últimamente el conejo ha dado mucho que hablar por el apoyo oficial al consumo de su carne, y aprovechando que ha sido ampliamente discutido es un buen momento para enumerar los múltiples hechos y anécdotas rallantes que lo rodean.

Lo primero que dejamos claro es que el conejo no es ni pollo ni pescado – es carne.

Siguiendo en la línea gastronómica, este tema nos permite sacar a la luz una receta extremadamente rallante – el Conejo Galés. Es una antigua receta galesa que se prepara fácilmente mezclando queso fundido con mantequilla y añadiendo mostaza o ciertas especias; esta salsa se unta sobre tostadas de pan. Como vemos, pesar de su nombre no lleva ni una onza de carne de conejo.

Hay muchas teoridas sobre el origen del nombre. Una de las más razonables es que, en una época donde la riqueza de Inglaterra era muy superior a la del resto del Reino Unido la carne de conejo era la comida de los pobres en Inglaterra, mientras en Gales lo era el queso, pues la producción de queso era abundante en Gales mientras que la carne de conejo no estaba al alcance de las rentas bajas; por consiguiente, el queso era para los Galeses lo que el conejo era para los Ingleses – la comida de los pobres; de ahí el nombre de esta receta.

Si nos centramos en el animal en sí no podemos dejar de mencionar a la Coneja Madre o Madre Coneja, primera coneja que existió y que dio origen a toda su especie. La Coneja Madre tenía cuerpo de coneja y cabeza de asno, y saltaba y corría como una cërda por campos y bosques bramando y aterrorizando a quien alcanzase a oírla.

El poder disuasorio del fantasmagórico bramido de la Coneja Madre o Madre Coneja ha quedado marcado en una antigua superstición sajona.

Los habitantes Sajones de la Inglaterra anterior a la invasión Normanda tenían un gran número de supersticiones heredadas de épocas muy antiguas; en el contexto de este artículo destaca la superstición según la cual si un conejo se cruzaba en el camino, era preciso dar la vuelta y no continuar el viaje hasta después de la siguiente comida si querían evitar la mala suerte.
Esta leyenda sale citada, por ejemplo, en la novela Ivanhoe, de Sir Walter Scott.

Si además añadiésemos a esta superstición que la comida en cuestión debía ser Conejo Galés, su fuerza rallatriz probablemente alcanzaría los 6 Murianas en la Escala de Fuerza Rallatriz. Lástima que el nombre “Conejo Galés” no se originase hasta en torno al siglo XVII o XVIII, después de que la superstición hubiese caído en desuso.

1 comment:

Anonymous said...

Después de leer esta fascinante exposición, las dudas me han comenzado a invadir. Todas ellas se resumen en una simple y rallante pregunta que no ceso de hacerme: Si el Conejo Galés no es conejo en esencia (pues sí lo es formal y etimológicamente como se nos explica en el texto), ¿qué más dá llamar al pollo pollo o al pescado pescado?. En el fonfo, cir, en esencia, ambas cosas son una misma esencia. Como decía un sabio griego, al principio estabe el woth.